martes, 4 de noviembre de 2014

BIBLIOGRAFIA 6.

M. Beitz, J. Manejo de pacientes con trastornos intestinales y rectales. en: Smeltzer S.Hinke J. Bare B. y Cheever K. Enfermería medicoquirúrgica, vol.I, 12ª ed. España: Wolters Kluwer Heart/Lippincott Williams & Wilkins; 2012. p. 1067-1113


ENFERMEDADES DEL ANORRECTO.

     He elegido de estas enfermedades el absceso anorrectal, la fístula anal, la fisura y las hemorroides para preparar la bibliografía,  porque creo que son muy comunes y que gran parte de la población experimentará alguno de los siguientes trastornos a lo largo de su vida. Este tipo de pacientes principalmente demandarán cuidados para el dolor, hemorragia rectal y los cambios en los hábitos intestinales.

     Absceso anorrectal: Su causa es la obstrucción de una glándula anal y se produce una infección retrógrada. Muchos de ellos derivan en fístulas. Son bastante comunes en personas con enfermedad de Crohn o inmunodepresoras como es el sida.
   
     Puede aparecer o dentro del recto o alrededor de él, es doloroso y suelen contener pus. Si es superficial observaremos hinchazón, enrojecimiento de la piel y sensibilidad y si es más profundo puede provocar fiebre y dolor  abdominal bajo e intenso.
   
     Su tratamiento paliativo son los baños de asiento, aunque normalmente se tratan quirúrgicamente para hacer una incisión y drenar el absceso. En los casos en que hay infección mas profunda con posibilidad de fístula si es posible a la vez que se drena el absceso se intenta extirpar la vía fistulosa, si no se puede se requiere una segunda intervención.

    Fístula anal:   Es una vía pequeña, tubular y fibrosa, que se extiende dentro del conducto anal desde una abertura localizada junto al ano en la piel perianal. Normalmente aparecen como el resultado de una infección, aunque también pueden darse a consecuencia de traumatismos, enfermedad de Crohn o fisuras. Sus síntomas pueden ser el drenado purulento o fuga de heces por esta abertura, aunque otros  pueden ser el paso de flato o heces de la vagina o vejiga. Si no se tratan pueden dar lugar a una infección sistémica con síntomas relacionados. 

    El tratamiento médico consiste en tomar antibióticos o fármacos antiinflamatorios (azatriopina, ciclosporina) aunque se recomienda cirugía porque no suelen sanar espontáneamente. En este caso se practica una fistulectomía  para extirparla, técnica que consiste en abrir la fístula desde su abertura rectal hasta su salida.

    Fisura anal: Es el desgarro longitudinal o úlcera que se produce en el recubrimiento del conducto anal, normalmente son causadas por el paso de heces voluminosas y endurecidas o por el estreñimiento aunque también pueden ser causadas por traumatismos, parto o el uso excesivo de laxantes. Sus síntomas son la defecación extremadamente dolorosa, ardor y hemorragia.

    La mayoría de ellas sanan con tratamientos como cambios dietéticas incluyendo fibra, ablandadores de heces, aumento de consumo de agua, medicamentos formadores de volumen, baños de asiento, supositorios que combinan corticoides con anestésicos para alivio del malestar y en algunos casos incluso se puede requerir dilatación anal con anestesia.

     Hemorroides.   Son porciones dilatadas en el conducto anal. La división de la mucosa durante la defecación ocasiona el deslizamiento de las estructuras del conducto anal incluyendo tejidos vasculares y hemorroidales. Son muy comunes a partir de los cincuenta años, aunque también pueden aparecer por el aumento de presión en el tejido hemorroidal por el embarazo o por estreñimiento.
    
      Las podemos clasificar en dos tipos: internas cuando están situadas por encima del esfínter anal y externas cuando se encuentran por debajo de él. Sus síntomas son comezón, dolor y hemorragia rojo vivo durante la defecación. En las externas hay dolor intenso en la inflamación y edema provocado por la trombosis, lo que puede derivar en isquemia y necrosis, en el caso de las internas no son dolorosas hasta sangran o se prolapsan al crecer.

       Su tratamiento consiste en una buena higiene personal, tomar una dieta rica en residuos que incluya salvado y fruta para conseguir que la defecación no requiera excesivos esfuerzos evite que se hagan esfuerzos, compresas calientes, baños de asiento, ungüentos analgésicos y supositorios astringentes. Un tratamiento quirúrgico conservador es el procedimiento de ligadura con banda de goma, se desliza una banda de goma sobre hemorroide y el tejido distal a la banda de goma se vuelve necrótico en unos días y se desprende, aunque esta técnica puede ser dolorosa y causa de hemorragia secundaria. También se pueden tratar con hemorroidectomía crioquirúrgica, aunque las venas con trombosis avanzada  se tratan con cirugía más avanzada.      

     

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