LeMone P. Burke K. Enfermería medicoquirúrgica : pensamiento
crítico en la asistencia del paciente vol I. 4º ed. Madrid: Pearson ;
2009. p. 769-773
EL PACIENTE CON PERITONITIS
La peritonitis, inflamación del peritoneo, es una complicación grave de
diversos trastornos abdominales agudos. Suele ser producida por bacterias
entéricas que penetran en la cavidad peritoneal por medio de úlcera perforada,
apéndice roto, divertículo perforado, intestino necrótico o durante la cirugía
abdominal. Otras posibles causas son enfermedad inflamatoria pélvica, rotura de
la vesícula biliar, traumatismo abdominal o diálisis peritoneal.
Fisiopatologia
El peritoneo es una membrana serosa de doble capa que
reviste las paredes (peritoneo parietal) y los órganos (peritoneo visceral) de
la cavidad abdominal. Entre las capas parietal y visceral del peritoneo queda
un espacio que contiene una pequeña cantidad de líquido seroso. Este espacio,
la cavidad peritoneal, es normalmente estéril. La peritonitis es consecuencia
de la contaminación de la cavidad peritoneal por infección o por la acción de
un agente químico. La peritonitis química a menudo precede a la bacteriana. La
perforación de una úlcera péptica o una rotura de la vesícula biliar libera
jugos gástricos (ácido clorhídrico y pepsina) o bilis a la cavidad peritoneal, generando una respuesta inflamatoria aguda. La peritonitis bacteriana suele deberse a infección
por Escherichia coli,
Klebsiella, Proteus o Pseudomonas, que normalmente colonizan el intestino. Los mecanismos inflamatorios e
inmunitarios se activan cuando
las bacterias penetran en el espacio peritoneal. Estas defensas pueden eliminar pequeñas cantidades de bacterias, pero
pueden verse superadas por la
contaminación masiva o continuada. Cuando ello sucede los mastocitos liberan histaminas y otras sustancias
vasoactivas, dando lugar a
vasodilatación y aumento de la permeabilidad capilar.
Los
leucocitos polimorfonucleares (un tipo de leucocito) infiltran el peritoneo
para fagocitar las bacterias y sustancias extrañas. Un exudado plasmático rico
en fibrinógeno favorece la destrucción de las bacterias y forma coágulos de
fibrina que sellan y segregan las bacterias. Este proceso ayuda a limitar y
localizar la infección, permitiendo que las defensas del huésped la erradiquen.
Sin embargo, la contaminación continuada da lugar a una inflamación generalizada
de la cavidad peritoneal. El proceso inflamatorio hace que el líquido se
desplace hacia la cavidad peritoneal (tercer espacio). Se produce en esta situación
una depleción del volumen de sangre circulante, inductora de hipovolemia.
También puede aparecer a continuación septicemia, enfermedad
sistémica causada por bacterias o por sus toxinas en la sangre.
Manifestaciones
Las
manifestaciones de la peritonitis dependen de la gravedad y la extensión de la
infección, así como de la edad y del estado general del paciente. Existen
manifestaciones tanto locales como sistémicas. En ocasiones, el paciente
muestra signos de abdomen agudo, repentina
aparición de un dolor abdominal intenso y difuso. El dolor puede localizarse e
intensificarse cerca del área de la infección.
El
movimiento acentúa el dolor. Todo el abdomen está sensible, con defensa o
rigidez de los músculos abdominales. El abdomen agudo se describe a menudo como
abdomen en tabla. En el área de la inflamación puede haber sensibilidad de
rebote. La inflamación peritoneal inhibe el peristaltismo, lo que da a veces
lugar a íleo paralítico. Los ruidos intestinales están significativamente
reducidos o ausentes, y se percibe distensión abdominal progresiva. El
estancamiento de las secreciones GI puede ser motivo de náuseas y vómitos.
Entre las manifestaciones sistémicas de la peritonitis se cuentan fiebre,
malestar general, taquicardia y taquipnea, inquietud y posible desorientación.
También puede haber oliguria (escasa evacuación de orina), signos de
deshidratación y shock. Los pacientes ancianos, los debilitados de forma
crónica o los sometidos a inmunodepresión pueden presentarse con pocos de los
signos propios de la peritonitis. A veces, las únicas manifestaciones son aumento
de la confusión y la inquietud, disminución de la excreción urinaria y vagos
síntomas abdominales. Estos pacientes presentan un mayor riesgo de retraso en
el diagnóstico, que contribuye a aumentar la tasa de mortalidad.
Complicaciones
Las
complicaciones de la peritonitis pueden ser una amenaza para la vida del
paciente. Es frecuente la formación de abscesos Los sistemas de defensa
establecidos para aislar y localizar la infección pueden protegerla de las
respuestas inmunes y de los antibióticos sistémicos. Las adherencias fibrosas
en la cavidad abdominal constituyen una complicación tardía que puede ocasionar
una obstrucción. Si no se instaura un tratamiento rápido y eficaz, es posible
que se desarrollen septicemia y shock séptico. La pérdida de líquidos en la cavidad
abdominal da lugar asimismo a shock hipovolémico. Estas complicaciones, potencialmente
mortales, requieren una intervención inmediata y agresiva para evitar un fallo
orgánico múltiple que produzca la muerte.
ASISTENCIA
INTERDISCIPLINARIA
La
asistencia al paciente con peritonitis se centra en establecer el diagnóstico e
identificar y tratar su causa, además de la propia peritonitis. Un aspecto
importante de la asistencia es la prevención de complicaciones.
Diagnostico
Las
pruebas diagnósticas se realizan para establecer el diagnóstico de peritonitis,
descartar otros trastornos y ayudar a identificar la causa. Entre las pruebas
disponibles cabe citar el recuento de leucocitos, hemocultivo, radiografía
abdominal, estudios de función renal y hepática, electrólitos séricos y
paracentesis. El número de células sanguíneas inmaduras está aumentado, debido
a que la médula ósea activa su liberación para responder a la infección.
Medicamentos
Hasta que
se identifique el organismo causante de la infección, en la peritonitis suele
prescribirse un antibiótico de amplio espectro, eficaz contra múltiples
microorganismos. Una vez obtenidos los resultados del cultivo, el tratamiento
antibiótico se modifica para atacar específicamente al organismo/s responsable.
Las cefalosporinas suelen prescribirse si se sospecha infección por bacterias
entéricas gramnegativas. Otros antibióticos de posible uso son ampicilina,
metronidazol, clindamicina o amikacina. También se prescriben analgésicos para
promover el bienestar del paciente.
Cirugia
Si la
causa de la peritonitis es perforación, intestino gangrenado o apéndice
inflamado, se realiza una laparotomía para cerrar la perforación o extirpar el
tejido dañado e inflamado. Si hay un absceso, ha de ser igualmente drenado o
extraído por medios quirúrgicos. El lavado peritoneal, que se
realiza en la cavidad peritoneal con abundante líquido isotónico a una
temperatura tibia, puede llevarse a cabo durante la cirugía. Con esta técnica
se diluyen las bacterias residuales y se eliminan los contaminantes
macroscópicos, la sangre y los coágulos de fibrina. En casos poco frecuentes,
el lavado peritoneal puede prolongarse durante varios días después de la
cirugía. La solución es infundida en la porción superior de la cavidad
peritoneal y eliminada a través de drenajes en el fondo de saco pélvico. Son
necesarias una cuidadosa atención del estado de líquidos y electrólitos y una
técnica estrictamente aséptica.
Los
pacientes sometidos a laparotomía por peritonitis a menudo salen de la cirugía
con sistemas de Penrose, o de drenaje cerrado, como el drenaje de
Jackson-Pratt. En algunos casos la incisión puede dejarse sin suturar. En la
peritonitis grave de evolución prolongada, el abdomen puede cerrarse
transitoriamente mediante una malla de polipropileno con una cremallera o
Velcro de nailon que permita la exploración repetida del abdomen y el drenaje
de los focos infecciosos.
Nutricion
La
reposición de líquidos y electrólitos se realiza para mantener el volumen
vascular y el equilibrio de líquidos y electrólitos. Hasta que vuelve a poderse
restaurar la alimentación oral, se recurre a la nutrición parenteral.
OTROS
TRATAMIENTOS
El
paciente se coloca en la cama en posición de Fowler para ayudar a localizar la
infección y facilitar la ventilación pulmonar. A veces se indica la
administración de oxígeno apara favorecer el metabolismo celular y la
cicatrización.
DESCOMPRESIÓN
INTESTINAL
El
proceso inflamatorio de la peritonitis con frecuencia da lugar al vertido de
grandes volúmenes de líquido en la cavidad abdominal y el intestino. Además, la
actividad peristáltica del intestino se hace más lenta, o se detiene, como
consecuencia de la inflamación, lo que da lugar a un íleo
paralítico (o íleo), consistente en el deterioro de
la propulsión hacia delante del contenido intestinal. La descompresión
intestinal se emplea para aliviar la distensión del abdomen, facilitar el
cierre y reducir los problemas abdominales postoperatorios. Una sonda
nasogástrica o una sonda intestinal larga se inserta y se conectan a un drenaje
continuo. Se la descompresión intestinal prolongada se anticipa, puede
realizarse una yeyunostomía que favorezca la comodidad del paciente. La succión
se mantiene hasta que el peristaltismo se restablece, vuelven a generarse ruidos
intestinales y el paciente expulsa gases. Los alimentos y líquidos se evitan
hasta que la motilidad se recupera y se retira la succión.
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